Gaiteros Maellanos

Instrumentos tradicionales

Daniel Bondia Gil

 

    "Amenizadas por la dulzaina y el tamboril de Maella, se celebraron las tradicionales corridas de pollos a pie, en burros, entalegados, etc., que hicieron las delicias de la concurrencia, y por la tarde bailes públicos al estilo del país." (El Noticiero, 22 de octubre 1913. Torrecilla de Alcañiz. Fiestas en honor de los Santos Mártires de la Capilla) Esta escueta nota de prensa me animó a averiguar la identidad de los gaiteros maellanos y al mismo tiempo recoger todos los vestigios posibles de estos u otros dulzaineros de la época.

Lorenzo Puyó Ariño "Tío Severo" (1849-1934) y Francisco Puyó "Tío Severo-hijo"

    Estos son sin duda los gaiteros a los que alude la nota de "El Noticiero" hemos conseguido los testimonios de varias personas y especialmente de la nieta de Lorenzo, Encarnación, que cuenta en la actualidad con 76 años. Francisco fue durante mucho tiempo el tamborilero de su padre y posteriormente también dulz a i n e ro, aunque menos tiempo, dado que, siendo aún joven y en vida su padre, murió en trágicas circunstancias lo cual truncó la saga de "Los Severos" gaiteros ya que, a partir de este hecho, el tío Severo-padre, muy afectado, fue dejando poco a poco el instrumento.

    Francisco era contratado en Valdeltormo muy a menudo. Nos relata su nieta Isabel que se desplazaba en burro llevando a su hija Julia de corta edad en una de las bolsas de las aguaderas o "cornaló".
Lorenzo Puyó era agricultor de profesión y también fue pastor de casa "Nicolau", sin embargo, buena parte de sus ingresos los obtenía de su actividad como gaitero, hasta el punto que su mujer tenía la consigna, si lo requerían para alguna fiesta, de ir a buscarlo a la finca donde trabajase, aunque fuera en la recolección de las olivas. Con los ingresos adicionales de gaitero pudo sacar adelante a sus cuatro hijos y en cierta ocasión pudo adquirir con sus ahorros una buena finca que le costo "trescientos duros".
Él mismo construía sus instrumentos como era propio en los dulzaineros de la época.
    Utilizaba para ello madera de distintos frutales, aunque preferentemente de noguera. Aún recuerda su nieta como calentaba al fuego las tenazas para practicar los orificios a la pieza de madera, previamente vaciada, que habría de ser su nuevo instrumento. En alguna ocasión vendió alguno, como el que adquirió un vecino aficionado, Pedro Vallespí, por el precio de quince pesetas.
    Sus otros dos hijos varones, Pablo y Mariano, eran capaces de acompañarlo con el tamboril, pero sólo el mencionado. Francisco lo hacía con verdadera afición. Se cuenta que en cierta ocasión su hijo Pablo tuvo que salir con él de tamborilero; las exigencias del padre eran tales que le pedía un ritmo tan perfecto que su hijo era incapaz de seguirle, así que en uno de los fallos cometidos le propinó a su hijo una sonora bofetada. El percusionista, todavía un chiquillo, huyó enrabiado tirando el instrumento por los suelos y permaneciendo desaparecido varios días. Quizá de su fuerte carácter le vino el apodo.
Son varios los pueblos de la comarca que recuerdan "al Tío Severo''. Mariano Ros, "L'oncle Pastoret" (t 1994) de Fabara, también músico, me relataba las actuaciones del gaitero maellano en su pueblo, y recordaba especialmente una en la que éste no podía disimular la tristeza producida por la muerte reciente de su hijo, anunciándole su pronta retirada.
    El Tío Blanco, también maellano, ejerció de tamborilero circunstancialmente acompañando al Tío Severo. Debía entender de percusión pero no conocía la vida ambulante de los músicos. Cuentan que en el primer pueblo que estuvo, a la hora de comer, -los músicos iban a gastos pagados- se puso "morado" del primer plato que le sacaron así que no pudo con el resto de comida que le ofrecieron. En otro pueblo les sacaron abundante pan y platos de olivas que no quiso probar con la excusa de que no le gustaban. No hubo más platos. Murió a los ochenta y cinco años y fue enterrado en Maella, envuelto su féretro con la bandera republicana y llevándose a su tumba el instrumento que tanta fama le dio por los pueblos vecinos de Aragón y Cataluña: Mazaleón, Fabara, Batea, Valdeltormo, Torrecilla,... No hemos conseguido testimonios de un repertorio específico, pero es fácil adivinar que tocaría todas las piezas de la época: valses, mazurcas, habaneras, jotas, toques de procesión,... Su nieta recuerda especialmente "La Jota de la Dolores", "El vals Rosita" "La jota de los toros",...  Mariano Ros tocaba con su flauta "El Polinario", tal como lo hacía el Tío Severo de Maella,...
 

Otros gaiteros maellanos


Lorenzo Gamundí Frígola "Tío Gamundí'' (1868-1956)

    Agricultor y pastor, su afición por la música le llevó a construir instrumentos,  como flautas de caña que luego vendía en las ferias de los pueblos. También flautas con huesos de alas de ave como una que conservan sus herederos, hecha con uno de buitre. No llegó a ejercer como gaitero profesional, ocasionalmente lo hacía en fiestas del pueblo, procesiones, etc..., incluso tocó alguna vez en el vecino pueblo de Mazaleón. Su dulzaina, al no tener descendencia, la regaló a un rabadán del pueblo, Marcelino Monreal, quien la ha conservado hasta la actualidad. Su tambor, hasta hace poco, servía para animar la fiesta callejera de San Antón, en la calle Mayor, hasta que deteriorado por el tiempo y el uso, fue pasto de las llamas.


Valero Soler Rigabert "Tío Tabaler" (1896-1991)


    Como su apodo indica era conocido por sus excelentes dotes como percusionista. De hecho su actividad musical la desempeñó en la Banda Musical del pueblo. Sin embargo, tocaba también la flauta de caña y la dulzaina (es el que aparece en la foto de portada con tal instrumento). Su hijo asegura que probablemente el hecho de tocar la dulzaina fue debido a la amistad con su paisano y vecino el Tío Gamundí y era este seguramente quien le prestaba ocasionalmente el instrumento. Sin duda su condición de músico influyó en sus hijos, profesional uno y gran aficionado otro.



Daniel Aznar Molina "Tío Calaceitá" (1892-1977)

    Aprendió a tocar la, caja en el servicio militar que realizó en Africa, donde formaría parte de la banda. A su vuelta no dejó su afición y acompañaba ocasionalmente a distintos gaiteros. Aparece en la foto de portada que corresponde al momento de la salida de misa en la Calle Mayor, cuyos vecinos celebraban la fiesta de San Rafael (hacia 1955).


Revista Gaiteros de Aragon nº 10 1997 
Revista Gaiteros de Aragon nº 10 1997
 
Artículo publicado en la Revista de la Asociación de Gaiteros de Aragón en la primavera-verano de 1997.
 
 
Web de la asociación Gaiteros de Aragón:
https://sites.google.com/site/gaiterosdearagon/
 

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