Hermenegildo Estevan Fernando
Convencido, al fin, de su auténtica
vocación, abandona los estudios jurídicos para acudir a Madrid e inscribirse
en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado en 1875. Al tiempo,
se relaciona en la capital con Pradilla y otros miembros de la sociedad de
acuarelistas, como Bernardo Rico o Casto Plasencia, para, un año después,
participar por primera vez en la Exposición Nacional de Bellas Artes a
través de un Paisaje a pequeño formato.
“La Ilustración Española y Americana” fue su trampolín
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FABARA (Zaragoza), Sepulcro romano en las afueras de la población.
1875 Croquis |
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Con especial preferencia por las clases de Haes, patriarca del paisajismo español, durante unos años seguirá compaginando sus estudios artísticos con la presencia en los certámenes nacionales. Así, mientras en la escuela recibe premios en Perspectiva o medallas en Paisaje, envía dos Estudios del natural dibujados al carbón a la muestra de 1878 y Un paisaje de las cercanías de Madrid a la de 1881. Entre 1880 y 1882 el Círculo de Bellas Artes, el Centro Artístico de Madrid o los locales de Hernández también colgarán sus obras, mientras La Ilustración Española y Americana le publica diversas vistas tomadas en los alrededores de la capital, como el Monte del Pardo. Esta excelente trayectoria madrileña culmina con la obtención en 1882 de la plaza de pensionado para la academia española en Roma por la sección depaisaje.
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Vista general de FABARA, Cuartel de la Ronda Carlista de igual
nombre. 1875 |
Ya en Italia, al año siguiente acude,
con buenas críticas, a la exposición organizada en dicho centro con temas de
Venecia, Nápoles o Pompeya, lugares que había visitado en compañía de
Palmaroli, director de la academia en esos momentos. En 1884 regresa a
Madrid y visita a Haes en su estudio, mientras su primer envío de
pensionado, que incluye La pavera y varios paisajes, alcanza la calificación
honorífica y un premio en metálico. Vuelve luego a Roma a través de un largo
rodeo que le permite conocer San Sebastián, la Bretaña francesa y París,
antes de recalar de nuevo en Venecia. En la muestra celebrada ese mismo año
en la academia de Roma con los trabajos de los becados, participa,
precisamente, con un cuadro realizado en dicha ciudad, Puesta de sol en las
lagunas de Venecia, que obtiene excelente acogida por la prensa. Poco
después, otra de sus vistas venecianas, que representaba La Giudecca,
tampoco pasaría desapercibida entre los cronistas de la correspondiente
nacional. Antes de finalizar 1884 presenta nuevos lienzos en la exposición
organizada en Madrid por la Asociación de Escritores y Artistas, entre ellos
una impresión de Venecia y otra vista tomada en los alrededores de la
capital, temas elogiosamente comentados en los principales diarios de la
capital.
Su tercer y último envío académico,
que incluía Un faro y un Estudio de Bretaña, vuelve a exhibirse en los
locales del Gianicolo durante la primavera de 1886, no sin destacar la
crítica, en el último cuadro citado, la veracidad que desprendía en su
plasmación de la auténtica naturaleza, lejos de todo convencionalismo propio
del género. La reina Margarita de Italia, cuya presencia era habitual en
este tipo de muestras, también mostraría su agrado por la obra del aragonés,
nuevamente calificada con mención honorífica y comprada por el Estado.
Su vinculación con la academia se
reforzaría, por otro lado, en 1887, año en que, a propuesta de Palmaroli,
entra en la institución como secretario de la misma, permaneciendo en dicho
puesto hasta 1933.
Un año después se casa en Frascati con
una italiana que ya había conocido en Venecia tres años antes, acudiendo en
1889 a París al serle admitida en el correspondiente salón una nueva Vista
de Venecia. Mientras, se convierte en corresponsal gráfico para Italia de La
lustración Española y Americana, revista a la que, hasta comienzos del
siguiente siglo, remitirá continuamente dibujos, muchos de ellos en formato
panorámico, sobre toda clase de acontecimientos, desde los relacionados con
nuestra colonia artística en Roma o los reyes de Italia, a los de ámbito
religioso, mostrando aquí su predilección por las ceremonias vaticanas y la
figura del papa León XIII, sin olvidar numerosas vistas de su ciudad de
adopción.
Acude a la nacional de 1890 con más de
veinte telas, la mayoría paisajes de Francia, Italia o del país vasco
español a pequeño formato, aunque la crítica destacaría especialmente su
veneciana Riva de Schiavonni por el tratamiento del color o el adecuado uso
de la perspectiva. Al final, dicho cuadro le proporciona medalla de 3.ª
clase. En 1892 vuelve a concurrir al certamen oficial con buen número de
paisajes, dieciséis, que incluían vistas de Normandía y Venecia, para
presentar a continuación algunos de sus paisajes romanos en los certámenes
del Círculo de Bellas Artes de Madrid correspondientes a 1893 y 1894.
Entre 1896 y 1897 sostiene abundante
correspondencia con Pradilla, en esos momentos director del Prado,
manteniendo poco después una excelente relación con José Villegas cuando
éste dirija la Academia Española en Roma desde 1898 a 1901. En los apuntes
biográficos de Estevan no faltan alusiones a esta amistad, recogiendo el
aragonés, en uno de sus dibujos enviados a La Ilustración Española y
Americana, el banquete con que se despidió a Villegas de Italia al ser
nombrado, en noviembre de 1901, director del Prado.
Tras visitar España en 1903, remite a
la nacional de 1906, desde Roma, otro abundante conjunto de piezas, quince
en total, con diversas vistas de Italia, de Roma y Venecia sobre todo. En
1911 es nombrado secretario general del pabellón de España en la Exposición
Internacional de Arte Moderno de Roma, muestra celebrada con motivo del
Cincuentenario de la reunificación italiana. Estevan presentaría su Lago en
los Apeninos para fotografiarse a continuación en los jardines de la
academia junto a diversos artistas presentes en esos momentos en la capital
de Italia, tal que el tenor Viñas, Villegas, Fabrés, Mariano Benlliure o su
hermano José, que en esa época dirigía el centro. En 1913 el rey Víctor
Manuel le nombrará comendador de la Orden de la Corona de Italia en
agradecimiento a los servicios prestados en los eventos de 1911.
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Riva degli Schiavoni, hacia 1888
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Absorbido prácticamente por las arduas
tareas administrativas que su puesto de secretario de la academia acarreaba,
lo que apenas le dejaba tiempo para dedicarse a la pintura, Estevan organiza
una exposición de sus obras, todas de tema italiano, en la Casa de España en
Roma durante la primavera de 1930, obteniendo por fin, en 1933, la
jubilación de su cargo en la capital de Italia tras permanecer cuarenta y
seis años en el mismo. En el otoño del año siguiente viaja a Zaragoza al
celebrarse en los salones del Heraldo otra muestra monográfica de su
pintura, seguida poco después, ya en 1935, de otra similar organizada en su
honor por el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1940 la Academia de
Bellas Artes de San Fernando reconoce por unanimidad los grandes servicios
dispensados a la Academia en Roma a lo largo de su vida, mientras al
artista, instalado de nuevo en Italia, se le concede una sala de honor en la
Exposición Italia- España organizada en 1945 por el Instituto de Cultura
Italiano en Barcelona. Ese mismo año fallece en Roma el primer día de
noviembre.
Fuente: Real Academia de Historia - Bibliografías
Obras:
Un paisaje de Bretaña Hacia 1884. Óleo sobre lienzo, 170 x 353 cm
Napolitana 1884. Óleo sobre lienzo, 66,2 x 39,5 cm
Cercanías de Capri (marina) 1886. Óleo sobre lienzo, 95 x 46 cm
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