El Gorro Senén

ARAGÓN DE LEYENDA

ALBERTO SERRANO DOLADER


P
or el camino de las Garciolas se podría llegar desde Maella a Calaceite. Al poco de salir de la villa zaragozana, protege la margen derecha una pared rocosa de regular tamaño en la que llama la atención la presencia de una oquedad natural, cincelada por la erosión del viento y de las aguas.

La cavidad en cuestión, ovalada, se encuentra a cosa de metro y medio del suelo y tampoco es pequeña: de arriba a abajo, algo más grande que un palo de escoba, no tanto de ancho y de profunda casi tres palmos. «Eso es lo que en el pueblo llamamos Gorro Senén», me informa mi amigo Ramón Arbona, maestro jubilado al que disfruto escuchando:

«Cuando yo era pequeño y me llevaba mi padre a dar vuelta a los campos, siempre paraba allí el coche. Me invitaba a coger un guijarro y a lanzarlo desde mitad del camino, con mucho tiento para que penetrara en la cavidad y se quedara dentro. No te creas que era cosa fácil, porque el Gorro Senén estaba repleto de piedrecillas. Verás, todos los maellanos seguían, de antiguo, la misma costumbre que a mí me inculcaron. Se aseguraba que, si el canto rodado que echabas atinaba en quedarse allí, sin que las paredes lo rebotasen hacia fuera, el lanzador tendría dinero durante todo el año».

El Gorro Senén, que para mayor dificultad está un poco en pendiente, continúa tentando hoy en día a los habitantes de la villa del bajo Matarraña, que no han olvidado el ritual a tenor de la cantidad de chinas y chinarros que siempre se pueden ver. Bien es verdad que, de tarde en tarde, alguna mano anónima lo profana y lo vacía ¿será por envidia? «Ya que te preguntas eso –añade Ramón– nunca me explicó mi padre si las piedras desplazadas de la cavidad por la que uno mismo lanzaba malfariaban la suerte de quienes, antes, habían conseguido colocarlas con tino».

Roca Gorro Senen Maella
la cavidad llamada "Gorro Senén"

 

Las piedras singulares han dejado huella en las creencias del pueblo, en todo espacio y en toda época. Lugares santos, hitos esotéricos, poderes fecundantes... un amasijo pluriforme de poderes se les han atribuido desde el tiempo de los menhires hasta hoy.

En Huesca, a impulsos del antropólogo Ángel Gari –que se merece ya el nombre de una plaza– andan preparando un coloquio nacional sobre piedras mágicas en la península. Allí nos veremos en noviembre.

 

Roca Gorro Senén Maella
avezado lanzador mostrando sus habilidades


Mientras tanto, les invito a consultar el libro coral del Instituto de Estudios Altoaragoneses ‘Sacra Saxa’ (2017), en el que tanto tuvo que ver el sabio Martín Almagro-Gorbea. O un portal que fácilmente encontrarán en internet que pormenoriza las 206 piedras sagradas localizadas hasta la fecha en la provincia de Huesca.

 

Publicado en el Heraldo de Aragón el 9 de junio de 2019

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